No
recuerdo la primera vez que escribí algo que doliera. Pero sí recuerdo la
primera vez que alguien me dijo: “Eso que escribiste, lo sentí como
si fuera mío.” Ahí entendí que no estaba sola. Que mis
historias, aunque fueran catarsis, tenían eco en otras vidas.
La
mayoría me conoce como Ale Acosta, y otros, simplemente por lo que escribo. Y
con eso basta, porque mis letras dicen quién soy, revelan mucho de mi
personalidad y carácter. Soy contadora
de profesión, especialista en gestión empresarial, magíster en administración
internacional y máster en dirección y administración de empresas, pero jamás me
identifiqué con mi profesión y busqué alternativas que me llenaran el alma. Me
interesa lo público, lo colectivo, cambiar estructuras… pero sin discursos
reciclados.
Durante
años repetí que no era escritora. Decía que solo contaba historias para
desahogarme, como una forma de terapia, y, en verdad, así lo es. Pero un día
—no hace mucho— lo entendí: soy escritora. No de las que firman autógrafos ni
venden libros por miles, pero sí de las que escriben desde el alma, desde las
entrañas. Escribo crónicas sin anestesia y sin corrector; de esas que sangran
en cada palabra, de las que incomodan.
Lo
que antes eran desahogos, hoy son gritos suaves, rabias bien redactadas, ideas
sin filtro, pero afinadas. Porque escribir no solo me libera, también me
revela, me confronta, me devuelve a mí misma. Y sí, tal vez pocos me lean, pero
el mundo no cambia con multitudes: cambia con una voz que se atreve, porque el
mundo que debes revolucionar primero es el tuyo, si de verdad quieres influir
positivamente en el de los demás.
Este
blog nació para escribir lo que siento, pero tambien para decir lo que otros callan. Aquí hablo sobre los estereotipos de
género, el machismo y la doble moral, mientras cuestiono las expectativas
sociales y las complejidades de las relaciones de pareja, todo con una dosis
crítica. No escribo para complacer, escribo lo que otros no se atreven, porque
mientras muchos prefieren encajar, yo prefiero incomodar. Para maquillar
verdades ya están las redes.
Y
no, no vine a caerle bien a nadie como persona; solo busco que conecten con mis
escritos, reflexionen sobre ellos y puedan hacer una crítica constructiva sobre
los temas que pongo sobre la mesa.
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